martes, 31 de enero de 2017
ZEUS EN EL PRADO
Estaa estatua ubicada en el Museo Nacional del Prado, que excede el tamaño natural y cuyos añadidos son en su mayoría acertados, representa a una poderosa divinidad del panteón grecorromano, Zeus. Originalmente, la figura alzaba el brazo izquierdo para asir un alto cetro, en tanto en la derecha empuñaba un atributo que no se conserva. La larga cabellera, que cae hasta la nuca, está ceñida por un delgado cordón y enmarca la frente y el rostro está cubierto por una densa barba que nace a bastante altura en las mejillas. De acuerdo con la tipología de la estatua, la figura de un dios desnudo, cubierto tan sólo con un manto encima del hombro izquierdo, más probable resulta la identificación primera con el señor de todos los dioses y seres humanos, al observar la cabellera no tan revuelta y la barba bien cuidada.
DIOS DEL CABO ARTEMISO
El dios del cabo Artemisio es una estatua griega de bronce, perteneciente al llamado estilo severo.
La estatua ha sido datada por los expertos hacia 460 a. C., encuadrada en el estilo severo, periodo de transición entre el arcaísmo y el clasicismo. Se ha abandonado ya la frontalidad y el estatismo, propios de épocas pasadas, pero la figura se sigue apoyando en ambos pies, a pesar de que el dinamismo comienza a apuntarse.
La obra representa a un dios en el momento de lanzar con la mano derecha un objeto que se ha perdido. Su tamaño es mayor del natural (2,10 m.), está desnudo y dando una zancada. Se discute si el representado es Zeus lanzando un rayo o Poseidón lanzando su tridente. Se ha argumentado que la posición de los dedos de la mano, que está abierta, parece más adecuada para sostener un tridente mientras que un rayo suele ser representado asido con la mano cerrada. Sin embargo, la idea de un tridente arrojadizo resulta extraña y cuando se ha tratado de reconstruir la estatua con el posible tridente, la figura queda estropeada.
jueves, 26 de enero de 2017
LA MIRADA DE ZEUS II
En los diez siglos que abarcan desde el VIII al XVIII son incesantes las muestras escritas —por afirmación apasionada o por condena— de la existencia del deseo de un adulto hacia un muchacho. “La mirada de Zeus”, en este segundo volumen, compila hasta 125 autores que tratan el tema, por lo que estamos ante una antología exhaustiva. En los siglos medievales, en los del Renacimiento y en los posteriores, a los que hemos llamado “siglos de la Ilustración”, son numerosos los escritos de clérigos, obispos, abades, poetas —algunos tan conocidos como Abú Nuwas, Villon, Miguel Angel, Shakespeare, Diderot, Sade o Goethe—, ensayistas o filósofos al respecto. Las Actas de le Inquisición sevillana o valenciana, a veces con detalles íntimos y sumamente reveladores, acaban de redondear, entre otras, la evidencia de una fascinación —la despertada por los adolescentes y los jóvenes— que atraviesa todos los siglos, si atendemos al mito que nos muestra al padre de los dioses sucumbiendo al encanto de Ganimedes.
EL LADRON DEL RAYO (PERCY JACKSON Y LOS DIOSES DEL OLIMPO)
¿Que pasaria si un dia descubrieras que, en realidad, eres hijo de un dios griego que debe cumplir una mision secreta? Pues eso es lo que le sucede a Percy Jackson, que a partir de ese momento se dispone a vivir los acontecimientos mas emocionantes de su vida.Expulsado de seis colegios, Percy padece dislexia y dificultades para concentrarse, o al menos esa es la version oficial. Objeto de burlas por inventarse historias fantasticas, ni siquiera el mismo acaba de creerselas hasta el dia que los dioses del Olimpo le revelan la verdad: Percy es nada menos que un semidios, es decir, el hijo de un dios y una mortal. Y como tal ha de descubrir quien ha robado el rayo de Zeus y asi evitar que estalle una guerra entre los dioses. Para cumplir la mision contara con la ayuda de sus amigos Grover, un joven satiro, y Annabeth, hija de Atenea.El ladron del rayo da comienzo a la apasionante serie PERCY JACKSON Y LOS DIOSES DEL OLIMPO, un mundo secreto que los antiguos dioses griegos han recreado a nuestro alrededor en pleno siglo XXI.
LA MIRADA DE ZEUS
Las literaturas griega y latina -y la literatura cristiana posterior- están repletas de alusiones al amor a los muchachos -adolescentes y Jóvenes- y de reconocimiento de las cualidades y de la belleza de los mismos, es decir, de su deseabilidad, la misma que sintió Zeus cuando vio por primera vez a Ganímedes y se enamoró de él. Y lo hace a través de epigramas, de sus odas, de sus églogas, de sus discursos, de elegías, de novelas, de diálogos irónicos, de sátiras e -indirectamente- de sermones o escritos condenatorios y de férreas reglas monásticas. Bravo ha preparado esta antología de 140 autores, a la que seguirán otras relativas a la pervivencia del mismo deseo en los siglos posteriores.
Hidra
Número de catálogo: P01249
Título: Hércules lucha con la hidra de Lerna
Fecha: 1634
Técnica: Óleo
Soporte: Lienzo
Dimensión: Alto: 133 cm.; Ancho: 167 cm.
Serie: Serie Trabajos de Hércules, Salón de Reinos, Palacio del Buen Retiro
Procedencia: Colección Real (Palacio del Buen Retiro, Madrid, 1701, [nº 265]; Buen Retiro, 1794, nº 536).
En esta escena Hércules debe enfrentarse a un animal fabuloso que representa un peligro para los hombres y simboliza los males y los vicios a los que el hijo de Zeus y de Alcmena vence tras probar su astucia y fuerza. El mal aparece representado por una sierpe de extraña figura con muchas cabezas a la cual decían hidra y tenía tal naturaleza que por una cabeza de aquellas que le fuere tajada le nacían tres, en manera que cuanto más trabajaran en su muerte tanto más ella por su naturaleza multiplicaba su vida. Así inicia Enrique de Villena el relato del terrible peligro que representaba la hidra, cuyo final habían intentado los habitantes de la pantanosa región de Lerna, cerca de Argos, donde no había descanso ni paz a causa del dañino monstruo. Para resolver esta situación, Hércules, cubierto con la piel del león de Nemea que ya había matado en el episodio anterior tuvo que sustituir la fuerza por el ingenio. La hidra fue acorralada y destruida por medio del fuego y enterradas luego sus cenizas.
León de Nemea
Fuente de Cantos (Badajoz), 1598 - Madrid, 1664 Número de catálogo: P01243
Autor: Zurbarán, Francisco de Título: Hércules lucha con el león de Nemea
Fecha: 1634 Técnica: Óleo
Soporte: Lienzo Dimensión: Alto: 151 cm.; Ancho: 166 cm.
Serie: Serie Trabajos de Hércules, Salón de Reinos, Palacio del Buen Retiro
Procedencia: Colección Real (Palacio del Buen Retiro, Madrid, 1701, [nº 264]; Buen Retiro, 1794, nº 535).
Procedencia: Colección Real (Palacio del Buen Retiro, Madrid, 1701, [nº 264]; Buen Retiro, 1794, nº 535).
Nemea, una localidad entre Argos y Corinto, estaba siendo devastada por un león monstruoso con una piel que lo protegía de las heridas por metales, piedras o armas de madera. Después de seguir a la fiera hasta un paraje desolado e intentar acabar con ella usando sus armas, Hércules decidió luchar cuerpo a cuerpo y estrangularla usando sus propias manos. Después llevó el cadáver a Micenas, intimidando a Euristeo. Desde entonces no se le permitió entrar en la cuidad y tuvo que esperar las órdenes del rey junto a la muralla. Mientras Euristeo pensaba en su propia seguridad y ordenaba que le hiciesen una vasija de bronce para ocultarse, Hércules desolló al animal y desde entonces siempre llevó su piel sobre los hombros, lo que le hacía invulnerable, mientras la cabeza le servía de casco. Así se le ha representado en innumerables ocasiones.
PROMETEO Y EL ORIGEN DE LA HUMANIDAD
Prometeo era hijo de Japeto y Clímena. Prometeo fue el creador del hombre. Cuando él y Epimeteo, su hermano, empezaron a hacer criaturas para poblar la tierra por orden de Zeus, Epimeteo prefirió la cantidad e hizo muchas criaturas, dotándolas con muchos dones que les había asignado para tal fin (piel, garras, alas y aletas, entre otros). Mientras su hermano hacía esto, Prometeo trabajaba cuidadosamente una criatura a semejanza de los dioses: un humano. Sin embargo, Prometeo tardó tanto en hacer su obra maestra que, cuando terminó, Epimeteo había usado ya todos los dones que Zeus les diera. Prometeo con barro creó al hombre y lo dotó vida.
Pero el hombre vivía en la tierra y sufría muchas penurias por tener sólamente una fina piel que lo protegiera(pasaba frío, se mojaba). Eran débiles y mortales así que un día cuando los dioses que protegían el fuego sagrado no estaban o estaban despistados, cogió el fuego y se lo entregó a los hombres para que así pudieran vivir bien. Prometeo también robó las artes de Hefesto y Atenea, llevándose también el fuego porque sin él no servían para nada, y proporcionando de esta forma al hombre los medios con los que ganarse la vida.
Pero nada ocurre en el cielo o en la tierra sin que el dios más poderoso de todos, Zeus, se entere. Éste estaba furioso por que Prometeo lo había desobedecido, decidió destruir a la raza humana.
Para aplacar a Zeus, Prometeo dijo a los humanos que quemasen ofrendas a los dioses. Con este fin sacrificó un gran toro. Cuando los dioses olieron las ofrendas, Prometeo urdió un engaño: escondió la carne bajo una capa de huesos y tendones, cubriendo el resto de huesos con apetitosa grasa. Dejó entonces elegir a Zeus la «carne» que comerían los dioses. Zeus eligió el plato de huesos, y Prometeo se quedó con el plato de carne para sí mismo y los mortales. Para castigar a Prometeo por su hibris, Zeus se llevó el fuego de la tierra.
Para vengarse de Prometeo por esta segunda ofensa, Zeus ordenó a Hefesto que hiciese una mujer de arcilla llamada Pandora. Zeus le infundió vida y la envió a Prometeo, junto la caja que le había regalado Hermes como dote, y que contenía todas las desgracias (plagas, dolor, pobreza, crimen, etcétera) con las que Zeus quería castigar a la humanidad. Prometeo sospechó y no quiso tener nada que ver con Pandora, alegando que era estúpida (al carecer de previsión), por lo que ésta fue enviada a Epimeteo, quien se casó con ella a pesar de las advertencias de su hermano para que no aceptase ningún regalo de los dioses. Pandora terminaría abriendo la caja, a pesar de las indicaciones en contra de Epimeteo.
Zeus se enfureció aún más al ver cómo Prometeo se libraba de Pandora, e hizo que le llevaran al monte Cáucaso, donde fue encadenado por Hefesto. Allí ancadenado, todos los días venía un águila que le devoraba el hígado, que, al ser Prometeo inmortal, volvía a regenerrarse durante las noches; por lo que el águila tenía para comer todos los días. Treinta años pasaron, hasta que un día, Hércules liberó a Prometeo (aunque éste tuvo que cargar con la roca a la que fue atado).
MITO DE POSEIDON
Poseidón, el gran dios del mar que reinaba sobre los mares y
todos los medios acuáticos, era hijo de Cronos y de Rea, y hermano mayor de
Zeus. Era uno de los 12 dioses mayores que habitaban en el Olimpo, aunque casi
siempre estaba en su palacio bajo las aguas y sólo visitaba el Olimpo cuando
quería ver a los otros dioses.
Cronos y los otros titanes (ver Cronos y Titanes, Los)
habían reinado hasta que Zeus inició una guerra contra ellos. Pero tras la
victoria de los jóvenes dioses Zeus, Hades y Poseidón, el mundo quedó dividido
entre ellos. Zeus dominó el cielo y Poseidón el mar. Siendo el rey de todos
los dioses, Zeus dominaba además la tierra, el territorio neutral en el que el
dios del mar se hacía notar a través de los terremotos. El iracundo Poseidón
era temido como «el que sacudía la tierra», según palabras de Homero, e
instigaba las mareas más abruptas y las tormentas en alta mar.
Poseidón no aceptó de buena gana que su hermano fuese el
soberano de todos los dioses. En una ocasión llegó a conspirar contra él, con
la ayuda de Hera y Atenea, para intentar derrocarle. Los tres maquinaron la
forma de encadenarlo, pero la nereida Tetis vino a rescatarlo y llamó al
gigante de 100 brazos Briareo, de extraordinaria fuerza, para que acudiese al
Olimpo. Allí se situó junto al trono de Zeus en actitud amenazante y consiguió sofocar
la rebelión.
El temible y caprichoso dios del mar, con el que los
navegantes debían llevarse bien, fue adorado en todo el mundo griego y romano.
Se han conservado numerosas imágenes suyas como una figura imponente con su
barba y su tridente, arma que utilizaba para pescar y que había sido un regalo
de los cíclopes, que también le dieron a Zeus los rayos y a Hades el casco que
lo hacía invisible. Sin embargo, según algunos, Poseidón había sido al
principio un dios de la tierra, pues su nombre significa «esposo de la tierra»,
pero posteriormente había sustituido a deidades marinas como Nereo y Proteo. Se
cree que en cierta ocasión también fue adorado con la forma de un caballo, al
igual que Hera lo fue en la de una vaca y Atenea en la de una lechuza. A Poseidón
se le atribuía la creación de varios animales, como el caballo, el toro y el
delfín.
El dios regalaba sus excepcionales caballos a los mortales
de vez en cuando. Así, le regaló a Pelops los equinos con los que ganó la
carrera por su futura esposa Hipodamia (ver Pelops) y, junto a otros dioses, le
dio a Peleo los caballos parlantes e inmortales Janto y Balio tras su boda con
la diosa Tetis. El mismo Poseidón tenía una cuadriga tirada por caballos de mar
que le permitía viajar por las olas a gran velocidad. Su esposa Anfritrita,
hija de la deidad marina Nereo, vivía a su lado en un palacio de oro bajo el
mar. Estaban rodeados de un extenso séquito de ninfas. Su hijo Tritón, una
especie de sirena masculina (ver Tritón para más detalles) y sus hijas Rodé y
Bentesicime también vivían con ellos.
Al igual que su hermano Zeus, Poseidón no era un marido
fiel, pues sedujo y forzó a numerosas diosas, ninfas y mortales con las que
tuvo incontables descendientes. Ya antes de su boda con Anfritrite había tenido
un amorío con su hermana Deméter e incluso había concebido al gigante Anteo con
su abuela Gaya. El infame cíclope Polifemo también era hijo suyo (ver Polifemo)
y además se le atribuye la paternidad del gran héroe Teseo. Poseidón hizo
invulnerable al efecto de las armas a su hijo Cieno, aunque eso no sirvió para
evitar que Aquiles lo matase, cosa que hizo utilizando la correa de su propio
casco. Poseidón transformó después a su hijo en un cisne.
Una de las muchas víctimas de la lascivia de Poseidón fue
Medusa (ver Gorgonas, Las). Aunque la apariencia con la que nos la han
transmitido era aterradora, parece ser que Medusa había sido bella con
anterioridad. Tanto que Poseidón había perdido el control y la había forzado en
un santuario de Atenea, que se enfadó tanto que decidió castigarla y llenarle
el cabello de serpientes. Cuando Perseo mató a Medusa poco después, la gorgona
estaba embarazada de su relación con Poseidón. Tan pronto como fue decapitada
nacieron de la sangre derramada los hijos de Poseidón Crisaor y Pegaso, el
caballo alado (ver Belerofonte).
Otras víctimas de la lujuria de Poseidón fueron la bella
princesa Córnix, que escapó del dios en el último momento cuando Atenea la
trasformó en un cuervo y la hija del rey de Tesalonia, Canis, a cuya petición
Poseidón la convirtió en un hombre tras la violación.
Al igual que el resto de dioses, Poseidón podía adoptar la
forma que quisiese y explotar esa habilidad para sus escarceos amorosos. Así,
se disfrazaba de caballo, de toro, de ave, de carnero o de delfín.
Las relaciones de Poseidón con los mortales no fueron
exclusivamente sexuales. Con Apolo, por ejemplo, construyó la muralla de la
ciudad de Troya para el rey
Laomedón, que después no quiso pagar al dios del mar el
precio acordado en oro. Poseidón se vengó inundando la ciudad y exigiendo que
la hija del rey fuese sacrificada ante un monstruo marino. Heracles la rescató
y también fue engañado por el rey (ver Heracles). Como tenía fama de
implacable, el resentimiento de Poseidón alcanzó incluso a los descendientes
del rey y por eso se convirtió en el más ferviente defensor de los griegos,
junto a Apolo, durante la Guerra de Troya. No obstante, tras la guerra tampoco
los griegos se libraron de su ira porque entonces mató al «pequeño Ajax», hijo
de Oileo, que había mancillado el santuario troyano de Atenea forzando allí a
la princesa Casandra (ver Ajax). Odiseo también fue víctima de la ira de
Poseidón tras dejar ciego a su hijo Polifemo.
Entre Poseidón y Minos, rey de Creta, estalló otro conflicto
cuando el rey le pidió un toro para sacrificarlo en su honor. El dios le regaló
un toro blanco tan bello que el rey decidió quedárselo, lo que provocó la furia
de Poseidón, que hizo que la mujer del rey, Pasifae, se enamorase del animal y
copulase con él para concebir al Minotauro, criatura monstruosa con cuerpo de
hombre y cabeza de toro (ver Minos, Minotauro, El y Pasifae). Este hecho tuvo
secuelas terribles.
Los problemas de Poseidón con los atenienses fueron de
carácter distinto. Había competido con Atenea por el dominio del Ática, donde
está Atenas, ofreciendo a sus habitantes el regalo más útil. Poseidón clavó su
tridente en la tierra sobre la Acrópolis y produjo un pozo de agua negra. Pero
Atenea hizo crecer un olivo en el mismo punto y fue declarada ganadora y
protectora de la ciudad. Poseidón no soportaba la derrota y causó entonces una
terrible inundación en el Ática, pero Zeus intervino poco después para que se
reconciliase con los atenienses. Desde entonces fue adorado de la forma que él
quiso y la ciudad dependió de las embarcaciones y del comercio marítimo.
Después de dos mil años de cristianismo, Poseidón, sobre
todo bajo su nombre romano de Neptuno, ha permanecido como uno de los dioses
griegos más conocidos. Zeus ha tenido durante el periodo cristiano una
existencia más oscura y Hades incluso ha sido olvidado. Desde el Renacimiento,
Poseidón (Neptuno) ha consolidado su posición de privilegio en la iconografía
occidental. Aparece en incontables fuentes monumentales del periodo
neoclásico. En la era moderna, apareció un nuevo rito por este dios: los
marinos y los pasajeros que cruzan el Ecuador por primera vez reciben el
«bautismo de Neptuno», una ceremonia en la que la tripulación se viste como
Neptuno y vierte agua de sal sobre los no iniciados para luego beber con ellos.
QUIEN ES HÉRCULES
Hércules era un héroe de la mitología griega. Era
considerado hijo de Zeus y Alcmena (una reina mortal) Era hijo adoptivo de
Anfitrión y bisnieto de Perseo por la línea materna.
Al nacer recibió el nombre de Alcides, en honor a su abuelo
Alceo (esta misma palabra evoca la idea
de fortaleza).
Fue en su edad adulta cuando recibió el nombre con que se lo
conoce, impuesto por Apolo, a través de la Pitia, para indicar su condición de
servidor de la diosa Hera.En Roma, así como en Europa Occidental, es más
conocido como Hércules y algunos emperadores romanos
LOS 12 TRABAJOS DE HÉRCULES:
LOS 12 TRABAJOS DE HÉRCULES:
En un ataque de
locura provocado por Hera, Heracles mató a su mujer, a sus hijos y a dos de sus
sobrinos con sus propias manos. Al despertar y descubrir los terribles actos
que había cometido, sintió un terrible dolor, y avergonzado, se aisló de la
sociedad yéndose a vivir a tierras salvajes. Tras una larga búsqueda, fue
hallado por su hermano Ificles, que le convenció de que fuera al Oráculo de
Delfos. En penitencia por esta execrable acción, la sibila délfica le dijo que
tenía que llevar a cabo una serie de diez trabajos dispuesta por Euristeo, el
hombre que había usurpado su legítimo derecho a la corona y a quien más odiaba.
Heracles realizó los diez trabajos con éxito, pero Hera, malmetiendo contra
éste, convenció a Euristeo de que tachara de inválidos el segundo, en el que
fue ayudado por su sobrino Yolao, y el quinto, ya que bien pensado, lo realizó
para Augías. Debido a esto, Heracles tuvo que realizar dos trabajos más,
sumando en total los doce
Los 12 trabajos eran:
1.- Matar al León de Nemea y despojarle de su piel.
2.- Matar a la Hidra de Lerna.
3.- Capturar a la Cierva de Cerinea.
4.- Capturar al Jabalí de Erimanto.
5.- Limpiar los establos de Augías en un sólo día.
6.- Matar a los Pájaros del Estínfalo.
7.- Capturar al Toro de Creta.
8.- Robar las Yeguas de Diomedes.
9.- Robar el cinturón de Hipólita.
10.- Robar el ganado de Gerión
11.- Robar las manzanas del jardín de las Hespérides
12.- Capturar a Cerbero y sacarlo de los infiernos
martes, 17 de enero de 2017
FURIA DE TITANES
Clash of the Titans, en español Furia de titanes, es una película estadounidense de fantasía, adaptación de una película de 1981 del mismo título. La película está dirigida por Louis Leterrier y protagonizada por Sam Worthington, Gemma Arterton, Liam Cunningham, Mads Mikkelsen, Liam Neeson y Ralph Fiennes. La filmación comenzó en abril de 2009 para estrenarse finalmente el 2 de abril de 2010.
Perseus (Sam Worthington) es hijo del dios Zeus dios de los truenos y los relámpagos (Liam Neeson) y la esposa humana de Acrisio (Jason Flemyng), el antiguo rey de Argos. En otras palabras: Perseo es un semidiós. Al enterarse de lo sucedido, Acrisio asesina a su mujer y encierra el cadáver junto al bebé recién nacido en un ataúd que arroja al mar. Por esta acción de maldad, el hombre es convertido en una bestia por los dioses. Mientras tanto, el pescador Dictis (Pete Postlethwaite) encuentra el ataúd y adopta al niño.
Perseus crece junto con su nueva familia que ahora tiene una hija. Estos visitaban una isla donde se encuentra la estatua de Zeus, pero los habitantes de Argos, liderados por su nuevo rey Cefeo, destruyen la estatua de Zeus y su maligno y envidioso hermano Hades (Ralph Fiennes) decide vengarse por ello y envía a un grupo de demonios que matan a todos, incluyendo a la familia adoptiva de Perseus, destruyendo el barco y hundiéndose en el fondo del mar. Ya que este no puede rescatarlos, sale a la superficie y los soldados supervivientes logran salvarlo, estos lo llevan al centro de la ciudad donde hay una fiesta con el rey Cefeo, pero Hades la interrumpe para advertirles que si no sacrifican a la princesa Andrómeda (Alexa Davalos) en el próximo eclipse de Sol, el monstruo marino titanico del inframundo Cetus (en la película mal identificado como Kraken) destruirá la ciudad en venganza. Como demostración de su poder, Hades respira sobre la reina Casiopeia y ella envejece hasta morir.
Con la ayuda de ocho soldados, dos cazadores, varios troncos de árbol vivientes y un escorpión gigante, Perseus liderará un grupo para salvar a la ciudad y vengarse del asesinato de su familia adoptiva, para así evitar que su malévolo tío logre derrocar a su padre y tome el poder del Olimpo y el mundo. Liderando una banda de audaces guerreros y acompañado por Io (quien lo ha protegido desde que era un bebé), Perseus emprende un peligroso viaje adentrándose en mundos prohibidos, combatiendo a peligrosos monstruos y despiadados enemigos, también tendrá que asesinar a la malvada Medusa (Natalia Vodianova) para seguir con su misión. Sólo sobrevivirá si puede aceptar su poder como un dios, desafiar su fatalidad y crear su propio destino.
Perseus (Sam Worthington) es hijo del dios Zeus dios de los truenos y los relámpagos (Liam Neeson) y la esposa humana de Acrisio (Jason Flemyng), el antiguo rey de Argos. En otras palabras: Perseo es un semidiós. Al enterarse de lo sucedido, Acrisio asesina a su mujer y encierra el cadáver junto al bebé recién nacido en un ataúd que arroja al mar. Por esta acción de maldad, el hombre es convertido en una bestia por los dioses. Mientras tanto, el pescador Dictis (Pete Postlethwaite) encuentra el ataúd y adopta al niño.
Perseus crece junto con su nueva familia que ahora tiene una hija. Estos visitaban una isla donde se encuentra la estatua de Zeus, pero los habitantes de Argos, liderados por su nuevo rey Cefeo, destruyen la estatua de Zeus y su maligno y envidioso hermano Hades (Ralph Fiennes) decide vengarse por ello y envía a un grupo de demonios que matan a todos, incluyendo a la familia adoptiva de Perseus, destruyendo el barco y hundiéndose en el fondo del mar. Ya que este no puede rescatarlos, sale a la superficie y los soldados supervivientes logran salvarlo, estos lo llevan al centro de la ciudad donde hay una fiesta con el rey Cefeo, pero Hades la interrumpe para advertirles que si no sacrifican a la princesa Andrómeda (Alexa Davalos) en el próximo eclipse de Sol, el monstruo marino titanico del inframundo Cetus (en la película mal identificado como Kraken) destruirá la ciudad en venganza. Como demostración de su poder, Hades respira sobre la reina Casiopeia y ella envejece hasta morir.
Con la ayuda de ocho soldados, dos cazadores, varios troncos de árbol vivientes y un escorpión gigante, Perseus liderará un grupo para salvar a la ciudad y vengarse del asesinato de su familia adoptiva, para así evitar que su malévolo tío logre derrocar a su padre y tome el poder del Olimpo y el mundo. Liderando una banda de audaces guerreros y acompañado por Io (quien lo ha protegido desde que era un bebé), Perseus emprende un peligroso viaje adentrándose en mundos prohibidos, combatiendo a peligrosos monstruos y despiadados enemigos, también tendrá que asesinar a la malvada Medusa (Natalia Vodianova) para seguir con su misión. Sólo sobrevivirá si puede aceptar su poder como un dios, desafiar su fatalidad y crear su propio destino.
viernes, 13 de enero de 2017
JÚPITER DE GUSTAVE MOREAU (SIMBOLISMO)
Un impactante dios todo poderoso sentado en su trono con la mortal Sémele a su lado. Júpiter y Sémele (1894-95; Inglés, Júpiter y Sémele) es una pintura del artista francés simbolista Gustave Moreau (1826-1898). Representa un momento del mito clásico, con la mortal Sémele, madre del dios Dioniso, y su amante, Júpiter, el rey de los dioses. Juno, esposa de Júpiter, le aconsejó a traición que apareciese con ella en todo su esplendor divino. Él lo hizo, pero, al hacerlo, provocó la muerte violenta con su divino trueno y el relámpago. La pintura es una representación del “amor físico divinizado” y la experiencia sobrecogedora que consume a Sémele. Como el dios aparece en su suprema belleza, se dice de él, sencillamente, que es ” la expresión más suntuosa imaginable de un orgasmo”.
De esta obra, Moreau mismo escribió, “Sémele, penetrada por la emanación divina, regenerada y purificada por esta consagración, muere fulminada por un rayo y con ella muere el genio del amor terrestre, el genio con las pezuñas de cabra”.
Artista; Gavin Hamilton (1723 - 1798).
Estilo artístico: Clasicismo.
Obra: Juno y Júpiter.
Técnica: Oil on canvas.
Ubicación: Holkham Hall, Collection of the Earl of Leicester.
Gavin Hamilton (1723, Lanarkshire – 4 de enero de 1798, Roma) fue un pintor neoclásico escocés, mucho más recordado por su búsqueda de antigüedades en Roma.
La pintura neoclásica es un movimiento pictórico nacido en Roma en la década de 1760 y que se desarrolló en toda Europa, arraigando especialmente en Francia hasta aproximadamente 1830, en que el Romanticismo pasó a ser la tendencia pictórica dominante.
Gavin Hamilton pintó así al dios Júpiter con su mujer Hera, de un modo que ambos son grandiosos y resplandecen por su hermosura. La luz y los tonos de la piel tienen una suavidad excelente, con cierto tono anaranjado, lo que hace más tierna esta escena.
jueves, 12 de enero de 2017
SEÑORES DEL OLIMPO - JAVIER NEGRETE
Una novela de aventuras que nos adentra en el fabuloso mundo de los dioses griegos.
El clima está cambiando y son muchos los que lo achacan a la impiedad de los hombres, protegidos de Zeus. Pero el rey de los dioses, se enfrenta a sus propios problemas. Los gigantes amenazan con marchar desde el lejano Norte sobre las tierras de los humanos. Éstos, cada vez más numerosos, ponen en peligro la existencia de sátiros, centauros y otras razas antiguas a las que hostigan en sus bosques ancestrales. Por si las intrigas y rencillas entre los mismos dioses fueran pocas, una criatura llamada Tifón, que asegura ser hijo de Cronos, amenaza con convertirse en el nuevo señor del Olimpo. Como antes que él hicieran Robert Graves, Mary Renault o Valerio Manfredi, Javier Negrete se ha adentrado en el fecundo terreno de la mitología griega y engarza los mitos para crear una novela que es la suma de multitud de registros, desde la narración de aventuras al relato de un viaje a un mundo nebuloso y arcaico en el que los hombres coexistían con los dioses y se veían arrastrados por sus intrigas, sus odios y sus devaneos amorosos.
El clima está cambiando y son muchos los que lo achacan a la impiedad de los hombres, protegidos de Zeus. Pero el rey de los dioses, se enfrenta a sus propios problemas. Los gigantes amenazan con marchar desde el lejano Norte sobre las tierras de los humanos. Éstos, cada vez más numerosos, ponen en peligro la existencia de sátiros, centauros y otras razas antiguas a las que hostigan en sus bosques ancestrales. Por si las intrigas y rencillas entre los mismos dioses fueran pocas, una criatura llamada Tifón, que asegura ser hijo de Cronos, amenaza con convertirse en el nuevo señor del Olimpo. Como antes que él hicieran Robert Graves, Mary Renault o Valerio Manfredi, Javier Negrete se ha adentrado en el fecundo terreno de la mitología griega y engarza los mitos para crear una novela que es la suma de multitud de registros, desde la narración de aventuras al relato de un viaje a un mundo nebuloso y arcaico en el que los hombres coexistían con los dioses y se veían arrastrados por sus intrigas, sus odios y sus devaneos amorosos.
LA ESTATUA DE ZEUS EN OLIMPIA
La Estatua de Zeus en Olimpia fue una escultura
crisoelefantina elaborada con mármol por el famoso escultor clásico Fidias, en Olimpia,
(Grecia) y forma parte de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Fue destruida
y se perdió en el siglo V d.C., y sólo se sabe de ella gracias a descripciones
de historiadores antiguos y representaciones en monedas. La Estatua de Zeus en Olimpia fue una escultura
crisoelefantina elaborada por el famoso escultor clásico Fidias, en Olimpia,
(Grecia) y forma parte de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo. Fue destruida
y se perdió en el siglo V d.C., y sólo se sabe de ella gracias a descripciones
de historiadores antiguos y representaciones en monedas.
Tradicionalmente se ha creído que la estatua fue realizada
hacia el final de la vida de Fidias, en torno al año 430 a. C., pero algunos
historiadores opinan, en cambio, que pudo haber sido hecha antes que la estatua
de Atenea Partenos (realizada en 438 a. C.), apoyándose, entre otros
argumentos, en que las diferentes condiciones de iluminación de ambas
esculturas en sus respectivos emplazamientos sugieren que Fidias trató de
mejorar en la Atenea Pártenos la adaptación a su edificio con respecto al Zeus
de Olimpia.
Según Pausanias, Zeus aparecía sentado en un trono con el
torso desnudo y el manto en torno a las piernas, llevaba la cabeza coronada de
olivo y la mirada, dirigida hacia abajo le confería aspecto paternal. En la
mano derecha sostenía una Niké y en la izquierda el cetro rematado por un
águila; el manto estaba adornado de lirios y las sandalias eran de oro. El
trono era en sí mismo una obra de arte, hecho a base de marfil, ébano, oro y
piedras preciosas; el respaldo, los brazos, los pies y los travesaños entre
ellas iban labrados y decorados con relieves posteriormente copiados y
reproducidos por separado, como en el caso de la escultura Atenea Partenos. Especial
repercusión tuvo el relieve con la matanza de los hijos de Níobe, esculpido en
el travesaño de las patas delanteras del trono.
Esta estatua se encuentra actualmente en el museo del
Hermitage
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