martes, 31 de enero de 2017

ZEUS EN EL PRADO

Estaa estatua ubicada en el Museo Nacional del Prado, que excede el tamaño natural y cuyos añadidos son en su mayoría acertados, representa a una poderosa divinidad del panteón grecorromano, Zeus. Originalmente, la figura alzaba el brazo izquierdo para asir un alto cetro, en tanto en la derecha empuñaba un atributo que no se conserva. La larga cabellera, que cae hasta la nuca, está ceñida por un delgado cordón y enmarca la frente y el rostro está cubierto por una densa barba que nace a bastante altura en las mejillas. De acuerdo con la tipología de la estatua, la figura de un dios desnudo, cubierto tan sólo con un manto encima del hombro izquierdo, más probable resulta la identificación primera con el señor de todos los dioses y seres humanos, al observar la cabellera no tan revuelta y la barba bien cuidada.

DIOS DEL CABO ARTEMISO




El dios del cabo Artemisio es una estatua griega de bronce, perteneciente al llamado estilo severo.

La estatua ha sido datada por los expertos hacia 460 a. C., encuadrada en el estilo severo, periodo de transición entre el arcaísmo y el clasicismo. Se ha abandonado ya la frontalidad y el estatismo, propios de épocas pasadas, pero la figura se sigue apoyando en ambos pies, a pesar de que el dinamismo comienza a apuntarse.

La obra representa a un dios en el momento de lanzar con la mano derecha un objeto que se ha perdido. Su tamaño es mayor del natural (2,10 m.), está desnudo y dando una zancada. Se discute si el representado es Zeus lanzando un rayo o Poseidón lanzando su tridente. Se ha argumentado que la posición de los dedos de la mano, que está abierta, parece más adecuada para sostener un tridente mientras que un rayo suele ser representado asido con la mano cerrada. Sin embargo, la idea de un tridente arrojadizo resulta extraña y cuando se ha tratado de reconstruir la estatua con el posible tridente, la figura queda estropeada.

jueves, 26 de enero de 2017

LA MIRADA DE ZEUS II

la mirada de zeus ii-isidre bravo-9788479480868En los diez siglos que abarcan desde el VIII al XVIII son incesantes las muestras escritas —por afirmación apasionada o por condena— de la existencia del deseo de un adulto hacia un muchacho. “La mirada de Zeus”, en este segundo volumen, compila hasta 125 autores que tratan el tema, por lo que estamos ante una antología exhaustiva. En los siglos medievales, en los del Renacimiento y en los posteriores, a los que hemos llamado “siglos de la Ilustración”, son numerosos los escritos de clérigos, obispos, abades, poetas —algunos tan conocidos como Abú Nuwas, Villon, Miguel Angel, Shakespeare, Diderot, Sade o Goethe—, ensayistas o filósofos al respecto. Las Actas de le Inquisición sevillana o valenciana, a veces con detalles íntimos y sumamente reveladores, acaban de redondear, entre otras, la evidencia de una fascinación —la despertada por los adolescentes y los jóvenes— que atraviesa todos los siglos, si atendemos al mito que nos muestra al padre de los dioses sucumbiendo al encanto de Ganimedes.

EL LADRON DEL RAYO (PERCY JACKSON Y LOS DIOSES DEL OLIMPO)

Resultado de imagen de EL LADRON DEL RAYO (PERCY JACKSON Y LOS DIOSES DEL OLIMPO)¿Que pasaria si un dia descubrieras que, en realidad, eres hijo de un dios griego que debe cumplir una mision secreta? Pues eso es lo que le sucede a Percy Jackson, que a partir de ese momento se dispone a vivir los acontecimientos mas emocionantes de su vida.Expulsado de seis colegios, Percy padece dislexia y dificultades para concentrarse, o al menos esa es la version oficial. Objeto de burlas por inventarse historias fantasticas, ni siquiera el mismo acaba de creerselas hasta el dia que los dioses del Olimpo le revelan la verdad: Percy es nada menos que un semidios, es decir, el hijo de un dios y una mortal. Y como tal ha de descubrir quien ha robado el rayo de Zeus y asi evitar que estalle una guerra entre los dioses. Para cumplir la mision contara con la ayuda de sus amigos Grover, un joven satiro, y Annabeth, hija de Atenea.El ladron del rayo da comienzo a la apasionante serie PERCY JACKSON Y LOS DIOSES DEL OLIMPO, un mundo secreto que los antiguos dioses griegos han recreado a nuestro alrededor en pleno siglo XXI.

LA MIRADA DE ZEUS



Las literaturas griega y latina -y la literatura cristiana posterior- están repletas de alusiones al amor a los muchachos -adolescentes y Jóvenes- y de reconocimiento de las cualidades y de la belleza de los mismos, es decir, de su deseabilidad, la misma que sintió Zeus cuando vio por primera vez a Ganímedes y se enamoró de él. Y lo hace a través de epigramas, de sus odas, de sus églogas, de sus discursos, de elegías, de novelas, de diálogos irónicos, de sátiras e -indirectamente- de sermones o escritos condenatorios y de férreas reglas monásticas. Bravo ha preparado esta antología de 140 autores, a la que seguirán otras relativas a la pervivencia del mismo deseo en los siglos posteriores.

Hidra

Número de catálogo: P01249
Autor: Zurbarán, Francisco de
Título: Hércules lucha con la hidra de Lerna
Fecha: 1634
Técnica: Óleo
Soporte: Lienzo
Dimensión: Alto: 133 cm.; Ancho: 167 cm.
Serie: Serie Trabajos de Hércules, Salón de Reinos, Palacio del Buen Retiro
Procedencia: Colección Real (Palacio del Buen Retiro, Madrid, 1701, [nº 265]; Buen Retiro, 1794, nº 536).

En esta escena Hércules debe enfrentarse a un animal fabuloso que representa un peligro para los hombres y simboliza los males y los vicios a los que el hijo de Zeus y de Alcmena vence tras probar su astucia y fuerza. El mal aparece representado por una sierpe de extraña figura con muchas cabezas a la cual decían hidra y tenía tal naturaleza que por una cabeza de aquellas que le fuere tajada le nacían tres, en manera que cuanto más trabajaran en su muerte tanto más ella por su naturaleza multiplicaba su vida. Así inicia Enrique de Villena el relato del terrible peligro que representaba la hidra, cuyo final habían intentado los habitantes de la pantanosa región de Lerna, cerca de Argos, donde no había descanso ni paz a causa del dañino monstruo. Para resolver esta situación, Hércules, cubierto con la piel del león de Nemea que ya había matado en el episodio anterior tuvo que sustituir la fuerza por el ingenio. La hidra fue acorralada y destruida por medio del fuego y enterradas luego sus cenizas.

León de Nemea


Fuente de Cantos (Badajoz), 1598 - Madrid, 1664             Número de catálogo: P01243
Autor: Zurbarán, Francisco de                                            Título: Hércules lucha con el león de Nemea
Fecha: 1634                                                                        Técnica: Óleo
Soporte: Lienzo                                                                   Dimensión: Alto: 151 cm.; Ancho: 166 cm.
Serie: Serie Trabajos de Hércules, Salón de Reinos, Palacio del Buen Retiro
Procedencia: Colección Real (Palacio del Buen Retiro, Madrid, 1701, [nº 264]; Buen Retiro, 1794, nº 535).


Nemea, una localidad entre Argos y Corinto, estaba siendo devastada por un león monstruoso con una piel que lo protegía de las heridas por metales, piedras o armas de madera. Después de seguir a la fiera hasta un paraje desolado e intentar acabar con ella usando sus armas, Hércules decidió luchar cuerpo a cuerpo y estrangularla usando sus propias manos. Después llevó el cadáver a Micenas, intimidando a Euristeo. Desde entonces no se le permitió entrar en la cuidad y tuvo que esperar las órdenes del rey junto a la muralla. Mientras Euristeo pensaba en su propia seguridad y ordenaba que le hiciesen una vasija de bronce para ocultarse, Hércules desolló al animal y desde entonces siempre llevó su piel sobre los hombros, lo que le hacía invulnerable, mientras la cabeza le servía de casco. Así se le ha representado en innumerables ocasiones.