Los juegos istmicos, eran un festival que los antiguos griegos celebraban desde el 582 antes de cristo en honor a Poseidón, dios del mar, de los caballos y los terremotos. Tenían lugar cada dos primaveras en el santuario del Istmo de Corinto, y consistían en una serie de competiciones musicales y atléticas. Los ritos se centraban en torno a unos pozos en los que se quemaban toros negros como sacrificio. Es probable que esta ceremonia, con la asistencia de atletas y delegados de toda Grecia, fuera el acto de apertura.
Los orígenes de estos juegos, como todos los demás celebrados en la Hélade, surgen en tiempos mitológicos, recibiendo indistintamente, el nombre de Ístmico, dado el lugar de su celebración (Istmo de Corinto) o de Poseidonios, en honor al dios Poseidón al que estaban consagrados. Históricamente es difícil de asignar una fecha de origen, algunos autores han señalado el siglo VII, tuvieron un carácter panhelénico y se cuenta con verdaderas pruebas irrefutables de su existencia.
Las competiciones se celebraban teniendo una periodicidad bianual (en el segundo y cuarto año de cada olimpiada) por lo que cada cuatro años coincidían con los olímpicos. Por este motivo y con tal de no hacerlos coincidir, se desarrollaban en el mes de abril, cuatro meses antes de los de Olimpia, con lo que los atletas podían presentarse a las dos competiciones. Se realizaban toda una serie de pruebas similares a las de los restantes juegos, destacando entre ellas las palestras, las carreras y las competiciones musicales y poéticas. (Las luchas no serán celebradas hasta tiempos de los romanos). Es hasta cierto punto significativo, la existencia de una serie de pruebas femeninas a tenor de los datos arqueológicos, pruebas que en cualquier caso desaparecieron con la dominación romana siglos después.
El vencedor, en este caso, era coronado con ramas de apio seco (más tarde pino tomado del pinar sagrado del santuario de Poseidón) con el fin de distinguirlo de las otras competiciones como el laurel en los juegos Délficos.
Actualmente son pocos los restos que quedan de estas competiciones, no obstante se han puesto al descubierto un teatro, dos estadios de diferentes épocas y un hipódromo en Corinto.
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