El Templo de Artemisa fue un templo que estaba ubicado en la ciudad de Éfeseo, en Turquía, estaba dedicado a la diosa Artemisa, denominada Diana por los romanos. Su construcción fue comenzada por el rey Creso de Lidia y duró unos 120 años.
De grandes dimensiones y hermosa arquitectura, es considerada una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, tal como lo describió Antípatro de Sidón, quien elaboró la famosa lista:
He posado mis ojos sobre la muralla de la dulce Babilonia, que es una calzada para carruajes, y la estatua de Zeus de los alfeos, y los jardines colgantes, y el Coloso del Sol, y la enorme obra de las altas Pirámides, y la vasta tumba de Mausolo; pero cuando vi la casa de Artemisa, allí encaramada en las nubes, esos otros mármoles perdieron su brillo, y dije: aparte de desde el Olimpo, el Sol nunca pareció jamás tan grande
El templo estaba compuesto por numerosos edificios, que los arqueólogos denominaron con letras sucesivas. El Templo fue destruido por un incendio, provocado por un hombre llamado Eróstrato, en el año 356 a. C.
El lugar sagrado de Éfeso era mucho más antiguo que el templo. El lugar en el que se fundó el santuario de Artemisa había sido objeto de veneración por las poblaciones locales que practicaban allí el culto a la Diosa madre o a Cibeles, culto al que después se asimiló el de Artemisa.
Las excavaciones de la Escuela Británica permiten seguir las fases principales de la evolución arquitectónica del conjunto.
La gran abundancia de exvotos, desde el siglo VIII a. C., demuestra un lugar de culto. El edificio más antiguo que corresponde a la primera fase, se trata de un altar, al que siguió la construcción de algunos templos de pequeñas dimensiones (naískois). De éstos, el que precede al templo arcaico fue levantado hacia el 600 a. C. Medía 14 x 28 m y estaba rodeado por un muro de cierre.
La construcción del edificio requirió muchísimo tiempo. Plinio el Viejo1 2 y Marco Vitruvio afirman que los trabajos prosiguieron durante 120 años y que fueron varios los arquitectos que los dirigieron. La primera construcción del templo data del siglo VIII a. C., y fue destruido por los cimerios.
El templo fue diseñado por el arquitecto griego Quersifrón, de la ciudad cretense de Cnosos. Fue terminado por Metágenes, hijo de Quersifrón, con ayuda de Teodoro. Se eligió un terreno rocoso como precaución frente a terremotos. El templo se convirtió en atracción turística, (visitado por mercaderes, reyes y viajeros), que pagaban tributo a Artemisa en forma de joyas y otros bienes. Su esplendor también atrajo adoradores que formaron el culto de Artemisa.
El templo se utilizaba como lugar de refugio. El templo de Éfeso fue destruido por un incendio provocado por Eróstrato el 21 de julio del año 356 a. C., la noche que, se dice, nació Alejandro Magno. Según la historia, su único fin fue lograr fama a cualquier precio.
Se descubrió que un hombre había planeado incendiar el templo de Diana en Éfeso, de tal modo que por la destrucción del más bello de los edificios, su nombre sería conocido en el mundo entero
Los efesios, ultrajados, intentaron que su nombre nunca fuera recordado, prohibiendo, bajo pena de muerte, mencionarlo. Sin embargo, éste ha llegado a través de Estrabón.
Alejandro Magno nació la noche en la que el templo ardía. Plutarco sentenció que Artemisa estaba demasiado preocupada por este hecho como para salvar su propio templo en llamas. Más tarde, Alejandro ofrecería a los efesios costear su reconstrucción, a lo que se negaron, aduciendo que no era conveniente que un dios le construyera un templo a otra divinidad. Sin embargo, el templo fue restaurado tras su muerte, en el año 323 a. C. La reconstrucción del templo es atribuida por algunos autores al rodio (o según otros, macedonio) Dinócrates, el que realizó las mediciones para la fundación de la ciudad de Alejandría, en Egipto.
Sin embargo, esta reconstrucción sería arrasada por los godos en el año 262, en tiempos del emperador Galieno.
A lo largo de los dos siglos siguientes la mayoría de los efesios se convirtieron al cristianismo y el antiguo templo perdió su interés religioso. Los cristianos derribaron los restos del edificio y reutilizaron los materiales para otras construcciones, actualmente se pueden apreciar algunas columnas helenísticas del templo de Artemisa como parte de Santa Sofía en Estambul.
El lugar del templo fue redescubierto en 1869 por una expedición del Museo Británico. Aún pueden verse varias esculturas y artefactos, aunque de la séptima maravilla del mundo solo queda en pie una columna.
Existe una referencia en el Nuevo Testamento al templo de Diana de los Efesios, lo cual nos ayuda a percibir que se hacían figurillas de este templo (posiblemente a escala) para su venta, y el fervor que los Efesios de ese tiempo tenían por su edificio.
Entonces hubo un alboroto no pequeño acerca del Camino. Porque un platero llamado Demetrio, el cual hacía de plata templecillos de Diana, daba a los artífices no poca ganancia; a los cuales, reunidos con los oficiales de semejante oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio tenemos ganancia; y veis y oís que este Pablo, no solamente en Éfeso, sino á muchas gentes de casi toda el Asia, ha apartado con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. Y no solamente hay peligro de que este negocio se nos vuelva en reproche, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida su majestad, la cual honra toda el Asia y el mundo. Oídas estas cosas, llenáronse de ira, y dieron alarido diciendo: ¡Grande es Diana de los Efesios!
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