Los doce trabajos de Hércules, o Heracles, son una serie de arcaicos episodios relacionados por una narración continua posterior. Los enfrentamientos individuales de éste con varios animales le sitúan antes de la literatura griega y los temas orientales: «Es una cuestión abierta si los antiguos griegos tuvieron alguna oportunidad de ver un león vivo, pero la migración de la imagen del león y de las escenas de lucha con éste está bien documentada arqueológicamente» (Burkert 1985, p. 209), aduciendo también la serpiente con siete cabezas de Ugarit y el Antiguo Testamento. El establecimiento de un ciclo fijo de doce trabajos era atribuido por los griegos a un poema épico (hoy perdido) escrito por Pisandro de Rodas, quizás sobre el 600 a. C. (Burkert). Uno de sus trabajos fue robar las Manzanas del Jardín de las Hespérides.
Ese trabajo consistía en como su nombre bien dice en robar las manzanas del jardín de las Hespérides.
Las Hespérides eran un grupo de hermanas ninfas, habitantes de una lejana isla, donde cuidaban un maravilloso jardín. Dependiendo de las interpretaciones se cree que pueden ser las Islas Canarias, Cabo Verde o Madeira. Estas islas se ubicaban cerca al Atlas (Marruecos). Dependiendo de cada fuente se habla de tres, cuatro o hasta nueve Hespérides. Ellas eran hijas de Nyx (Noche) y Erebo (Oscuridad). Ellas, además cuidaban unas manzanas de oro, que Zeus le había dado a Hera después de su matrimonio. Estas además eran custodiadas por el dragón Ladón.
Como undécimo trabajo, Hera comandó a Heracles el robar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. Esta labor remplazaría a los dos trabajos donde Heracles fue ayudado o pagado. Para esto, Heracles capturó a Nereo, dios del mar, para que le indicara el camino. Sin que le dieran una dirección concreta, acudió a Prometeo quien le indicó el camino como respuesta a una tortura. Las formas como consiguió las manzanas varían. La primera teoría indica que cuando Heracles llegó a donde Atlas, se ofreció a sostener el cielo por unos minutos si él a cambio traía las manzanas; cuando este regresó, tenía el deseo de llevarlas el mismo a Euristeo, pero Heracles lo engañó preguntándole si podía sostener el cielo de nuevo, mientras se ponía su capa, a lo que Atlas accedió, lo que hizo que el héroe pudiera escapar con las manzanas. Otras versiones indican que venció a Ladón.
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