En la mitología griega Alcmena era una mujer
mortal, hija del rey Electrión de Micenas y esposa
de Anfitrión.
Fue madre de Heracles (Hércules en
la mitología romana) con el dios Zeus, quien una noche adoptó la
apariencia de su marido durante la ausencia de éste, y posteriormente madre
de Ificles con su marido Anfitrión. Cuando Alcmena estaba embarazada
de Heracles, Hera, la celosa esposa de Zeus, intentó evitar que éste
naciera. Sus planes fueron frustrados por Galantis, la sierva de Alcmena,
quien dijo a Hera que ya había traído al niño al mundo. Hera la transformó en
una comadreja.
Alcmena era considerada una antepasada de
los heráclidas, y adorada en Tebas y Atenas.
Después de la muerte de Anfitrión, Alcmena se casó con el
cretense Radamantis en Beocia (de acuerdo con otra versión,
huyó hacia Ática porque había recibido amenazas de Euristeo, el torturador de
su hijo Hércules). Cuando murió, a edad ya muy avanzada, Zeus quiso que Hermes
llevase su cuerpo hasta los Campos Elíseos, donde viviría una vida eterna de
sosiego y paz junto a Radamantis, que había actuado como uno de los jueces de
las almas de los que morían
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